Santiago.- Un positivo balance de los resultados de 2016 realizó EcoMetales, empresa filial de Codelco, cuya misión es estabilizar impurezas en forma segura y recuperar valor en el proceso. “En Codelco es mandatorio tener procesos limpios y amigables con el medio ambiente”, dijo José Pesce, presidente del Directorio de EcoMetales y Vicepresidente de Gestión de Recursos Mineros y de Desarrollo de Codelco.
En efecto, de la gestión del año pasado se observa una positiva evolución de todos los indicadores. En 2016, la compañía procesó 42.308 toneladas de polvos de fundición, provenientes principalmente de Chuquicamata, cifra superior en 36% respecto a 2015. Asimismo, procesó 71.139 metros cúbicos de efluente de planta de ácido. Ambos procesos permitieron la recuperación de 7.947 toneladas de cobre fino desde estos residuos, un 11% más que en 2015. Cabe destacar, además, que la recuperación de cobre desde este proceso tuvo un costo promedio de US$ 1,54 la libra, lo que significó una disminución de un 15%.
En materia ambiental, EcoMetales abatió 3.545 toneladas de arsénico, las que fueron dispuestas como escorodita, un residuo estable.
En términos económicos, la gestión de 2016 se tradujo en una generación de caja de US$ 10,79 millones, lo que permitió a la compañía entregar, por primera vez, un dividendo de US$ 1,3 millones a Codelco.
En materia de seguridad laboral se observaron avances gracias al reforzamiento de la compañía en el cumplimiento de las normativas y en la prevención. Es así que en 2016, no tuvimos accidentes con tiempo perdido.
Investigación y desarrollo
"El costo de procesar residuos durante el 2016 bajó en un 15%, llegando a US$1,54 por libra de cobre, con la ventaja de disponer el arsénico en forma estable"
El desarrollo de ECL no se agota en la operación actual de la planta, pues apunta al mejoramiento continuo y a la generación de quiebres tecnológicos que le permitan reducir de manera importante los costos, y desarrollar nuevos negocios en el ámbito ambiental y de recuperación de subproductos.
De la gestión 2016 destacan sus alianzas con el Centro de Biotecnología y Bioingeniería de la Universidad de Chile, que le permitió acceder a fondos de CONICYT para investigar el abatimiento de arsénico con métodos biotecnológicos y con la firma de ingeniería chilena JRI, para iniciar un proyecto de recuperación de valor, a partir de relaves mineros.